A la hora de crear una pieza artística, son muchos los factores que influyen a su artífice: el estado de ánimo, un hecho concreto que le haya impactado e inspirado, su background, sus referentes… pero también el espacio donde trabaja. En VERBENA nos apasiona el arte y queremos saberlo todo, también el lugar en el que se produce la magia. En esta sección nos metemos en el estudio de algunos de los artistas madrileños que más nos gustan para descubrir un poco más de su proceso de trabajo y, por qué no, aprender un par de tips.
La primera en mostrarnos su escritorio es la ilustradora y arquitecta Beatriz Ramo, Naranjalidad. La alicantina, que lleva unos años afincada en Madrid, dibuja desde bien pequeña y reconoce haber empezado a hacerlo por “ser” como su hermano: “Imitaba a mi hermano mayor en todo lo que hacía y una de sus aficiones era dibujar, así que yo siempre iba detrás de él calcando todo lo que hacía. Con el tiempo, se acabó convirtiendo en mi propio hobbie”.
Sin embargo, cuando llegó el momento, optó por estudiar Arquitectura en lugar de empezar una formación artística. Le pregunto por qué: “Fue realmente una historia muy típica: yo era muy buena estudiante y, por mucho que me encantaradibujar, sabía que sería complicado vivir de ello, así que opté por una carrera que creí que tendría ‘más salidas’. Lo curioso de la vida es que ahora vivo es de lo que no estudié. Salí de la carrera justo en el peor momento de la crisis, por lo que aquello de ‘más salidas’ fue un error como una catedral. Aun así, creo que fue una experiencia enriquecedora”. Además, asegura, acabó un poco desencantada con la profesión tras trabajar varios años en un estudio: “No se parece mucho a lo que te cuentan en la carrera. Te topas con un trabajo muy técnico en el que la parte de diseño es mínima”.
Un paseo por su web, y por su mesa de trabajo, deja muy claro quiénes son las protagonistas de su obra: la mujer y la naturaleza, una forma, admite, de retratarse a sí misma: “Tiendo a plasmar cómo me siento en mis ilustraciones; son un reflejo de lo que me está pasando. Siempre me ha interesado el retrato, por lo que este suele tener importancia en mi trabajo, y, al final, me resulta más sencillo sentirme identificada con una mujer que con un hombre”. El buen uso y el gusto cromático también es reconocible en sus piezas, creando un hipnotizador primer impacto mediante contrastes de color entre el retrato, normalmente en blanco y negro, y los detalles vibrantes que envuelven a sus chicas.
Precisamente son ellas las que rodean su lugar de trabajo y la miran dibujar desde su rinconcito en la pared. Algunas de estas acuarelas, nos dice, son muy especiales, ya que datan de hace más de una década.

Para sobrevivir a la odisea de trabajar en pleno verano, sobre su escritorio nunca puede faltar el pequeño ventilador metálico que se puede ver en las fotos. Tampoco puede faltar Pato, su perro, que suele colocarse bajo sus pies y acompañarla haga frío o calor, y que, como también podemos ver en una de las imágenes, ya tiene su sitio preferido.
Sobre si tiene algún “ritual” a la hora de ponerse a trabajar, Beatriz cuenta que empieza la jornada siempre a la misma hora, lo que atribuye a la disciplina que adquirió al estudiar una carrera tan exigente como Arquitectura.“Me pongo a trabajar todos los días alrededor a las 9:30h, después de haber entrenado y paseado a Pato”. Confiesa que su mesa casi siempre está desordenada y llena de lápices, pero esto nunca es un problema. “La única cosa con la que soy ‘tiquismiquis’ es con la luz , que debe venirme siempre desde la izquierda. En todas mis mudanzas siempre coloco mi escritorio para que sea así. ¡Es como mejor trabajo!
Y desde aquí, Beatriz, o Naranjalidad, ha creado preciosas y surrealistas ilustraciones a lápiz, carboncilla, acuarela y digital para marcas como Vogue, Fnac, Oysho, Telva, Yorokobu, Hyunday, el grupo editorial Penguin Random House y Editorial Planeta, entre otras.
Foto de portada: Facebook Naranjalidad